sábado, 8 de noviembre de 2008

Pedro Arbués, Caso Abierto


La Inquisición española fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. Esta estaba bajo el control directo de la monarquía. En un principio, la actividad de la Inquisición se limitó a las diócesis de Sevilla y Córdoba, pero para 1492 ya existían tribunales en ocho ciudades castellanas: Ávila, Córdoba, Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid.

El objetivo del tribunal era claramente extenderse por toda España, sin embargo, establecer la nueva Inquisición en los territorios de la Corona de Aragón resultó más problemático. La población de estos territorios se mostró reacia a las actuaciones de la Inquisición. Aún así se llevó acabo la extensión de este tribunal al reino de Aragón. Con ello, la Inquisición se convertía en la única institución con autoridad en todos los reinos de la monarquía hispánica, y en un útil mecanismo para servir en todos ellos a los intereses de la corona. No obstante, las ciudades de Aragón continuaron resistiéndose, e incluso hubo conatos de sublevación, como en Teruel en 1484–85.
La actividad de la Inquisición en Aragón soliviantó los ánimos de los conversos, así como los de la nobleza del reino aragonés, que veía en la Inquisición una temible amenaza para el mantenimiento de los fueros del reino.

San Pedro Arbués fue un eclesiástico español, nacido en Épila (1441), y uno de los primeros agentes de la Inquisición Española en el reino de Aragón. Fue nombrado en 1484, junto con Gaspar Juglar, inquisidor de Aragón.

El 14 de septiembre de 1485, mientras rezaba arrodillado ante el altar mayor de la Seo de Zaragoza, fue acuchillado por ocho asesinos, que lograron escapar. Falleció poco después, el 17 de septiembre, como consecuencia de las heridas infligidas. Se atribuyó su asesinato a judeoconversos, entre ellos a Jaime de Montesa y a Vidal Durango, y se desató una feroz e inmisericorde represión. Los supuestos asesinos fueron detenidos y ejecutados en varios autos de fe.

Otros sospechosos de este asesinato, aparte de los judeoconversos, podrían haber sido moriscos o extranjeros. Todos por las mismas razones; revelarse en contra de la dura e injusta represión sufridas por ellos y liderada por la Inquisición, simplemente por tener otra cultura, religión y nacionalidad. De esta forma, pensaban que si mataban a uno de los miembros importantes de la inquisición frenarían a esta institución. No tenían nada que perder ya que les iban a matar antes o después. Por lo menos así, morirían luchando por sus derechos. Esto se podría clasificar como un argumento a favor (aunque asesinatos no deben tener argumentos a favor).

El asesinato en Zaragoza del inquisidor Pedro Arbués, el 15 de septiembre de 1485, hizo que la opinión pública diese un vuelco en contra de los conversos y a favor de la Inquisición. En Aragón, los tribunales inquisitoriales se cebaron especialmente con miembros de la poderosa minoría conversa, acabando con su influencia en la administración aragonesa.

1 comentario:

el profesor dijo...

El otro grupo sospechoso es la nobleza aragonesa, celosa de defender sus fueros. -8-